Negociando con mi "yo" digital

"Cuando se dice que el dinero no hace la felicidad se alude, evidentemente, al de los demas" (Sacha Guitry, dramaturgo y actor francés).

En esta ocasión hablaré sobre el dinero electrónico y su aplicación en los mundos virtuales, esencialmente Second Life.

Todos sabemos que el dinero es un trozo de papel o de metal que representa de forma abstracta un valor. El dinero electrónico, en vez de emplear esos soportes, emplea bits. Su circulación se lleva a cabo por medio de transferencias electrónicas de fondos, un sistema a priori seguro y versátil, pero que debe llevar aparejada una confianza, una seguridad tanto técnica como jurídica.

Hasta que surgió Second Life la aplicación práctica del dinero electrónico se reducía prácticamente a la sustitución del soporte papel o metal por el plástico de una tarjeta bancaria, ya fuese de crédito, débito o prepago. Con la creación de un mundo virtual alternativo, se impuso la necesidad de incorporar una moneda con la que los usuarios pudiesen realizar transacciones dentro de esa comunidad.

A diferencia de lo que ocurre con otros populares sistemas de pago como PayPal, denominado en dólares americanos, y que facilita las transferencias electrónicas, la moneda de Second Life, el dolar linden, sirve como unidad de cuenta y fluctúa como cualquier moneda del mundo "real". Incluso es factible cambiar dólares linden por su equivalente en dinero real. De esta manera, cualquier usuario puede abrir un negocio en Second Life y ganarse un sobresueldo. Lo más lógico es que no nos saque de la pobreza y el mileurismo, pero al menos la posibilidad está ahí para quien la quiera y pueda explotar.

Lo que sí está claro es que la distancia entre la realidad y la virtualidad cada vez es más corta. Eje mplos como este son bastante clarificadores y nos deben hacer pensar si realmente vamos hacia un mundo en el que la tecnología esté a nuestro servicio o nos acabe dominando y engullendo.

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